La vida sexual de muchas personas no resulta tan satisfactoria como cabría esperar, esto se debe a la falta de conocimiento de nuestras necesidades sexuales y las de nuestra pareja para tener un vida sexual plena y gratificante, esto es lo que se conoce como la inteligencia sexual.
Al igual que existe la inteligencia emocional, la lingüística, la musical, etc., hacia el primer cuarto del s.XXI dos psicólogos estadounidenses descubrieron la inteligencia sexual. Esta característica que poseen ciertas personas nada tiene que ver con su belleza o atractivo sexual, tiene que ver con el conocimiento de su Yo sexual y con la satisfacción que obtiene en el acto sexual y la de su pareja.
Afortunadamente, este tipo de inteligencia se puede trabajar y ampliar. En primer lugar debemos definir nuestro Yo sexual, conocer qué es lo que nos gusta sexualmente, que puntos, posturas, actos, etc. es lo que más satisfacción nos produce y nos hace sentir bien. Por otro lado, también es distinguir el deseo sexual real de cuando se intenta suplir carencias emocionales como la soledad o la falta de autoestima.
Una vez nos conocemos bien a nosotros mismos es el momento de comunicarnos con nuestra pareja, de ser sinceros y eliminar tabúes. Debemos saber qué es lo que le gusta a nuestra pareja, poner en sintonía sus deseos con los tuyos y buscar la forma de conectar.
Como ves es posible aumentar y mejorar tu inteligencia sexual, sólo hay que dedicarle tiempo, ser sinceros y respetuosos con nuestra pareja y dejar los convencionalismos a un lado.